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CAP 2

Entrevista a Javier García
Por Ginna Morelo

Fotografía: Javier García
Cuando comenzó en 1994 tomando fotografías para diversos medios en México y agencias de prensa, Javier García (1968) no tenía claro a dónde lo llevaría esa pasión por narrar en imágenes la vida de los otros, que es la de nosotros mismos. Su trabajo dedicado, incluso riesgoso para sí mismo, lo acercó a los testimonios de cientos de personas que se movilizaban desde Centroamérica y atravesaban su país rumbo a una mejor vida ahí o en Estados Unidos.
Creyó haber visto todo a sus 38 años: imágenes de ropa interior destrozada en las vías del tren, que mucho más tarde sería conocido como ‘la Bestia’, en el cual se transportaban de manera ilegal generaciones de migrantes cansados y perdidos en la desesperanza. Su cámara captó esos rostros que con el paso del tiempo fueron perdiendo notoriedad en los medios, justamente porque las realidades adversas son tantas y tan variadas en América Latina, que todas entran y salen de las primeras planas a la velocidad de un clic.

Pero no, el antropólogo, músico e ingeniero, apenas comenzaba a comprender la dimensión de la migración y lo que ella encierra, cuando la solidaridad se materializó en una imagen rápida y borrosa que no alcanzó a captar su cámara en un primer momento: brazos estirados saliendo de los vagones del tren, agarrando las bolsas con comida que lanzaban manos generosas desde los caminos maltrechos de la comunidad veracruzana, Amatlán de los Reyes.

El sentido de la esperanza en medio del drama humano se apoderó de su relato, y le valieron diez años de trabajo y cientos de horas de grabación, para desembocar en el documental La cocina de las Patronas, elogiado por la crítica y premiado en varios festivales del mundo. Lo bautizó así porque para él «las cocinas en el mundo han sido como el lugar a donde enviar a la mujer. En esta cultura patriarcal la cocina es el rincón donde debe estar la mujer según las normativas. La cocina en la vida de estas mujeres se convirtió en un centro de plática profunda. Cocinan, pero discuten de su vida, de la familia, del pueblo, de la política y las acciones de la iglesia. Ahí tomaron la decisión hace casi 25 años de dar de comer a la gente que viaja en los altos del tren. Ahí llegaron con la sonrisa en el rostro, a contar al grupo que se habían separado del esposo que no les dejaba trabajar en el colectivo. Ahí se ponen de acuerdo en sus actividades, y es la puerta abierta a que todo el que llega tome agua, coma, descanse y siga su camino. La cocina reinventada y despojada del lugar de encierro y trabajo tradicional para la mujer».

Pero lo mejor, según cuenta Javier, son las lecciones que le quedaron para la vida, y que comparte entre estudiantes de periodismo y público en general, para el que la movilidad humana es una condición que toca a todos de diferentes maneras, que transforma a los países. La migración es un éxodo que nos cambia para siempre.

1. ¿Cómo llegaste al tema de la migración?

En el año 2004 mirar un tren en la Ciudad de México con gente trepada en las alturas no era nada común, y la sorpresa estuvo frente a nuestros ojos.

Una década atrás, el tren que recorre México había sido privatizado y el impacto en la población era notorio. Ningún medio de comunicación reportaba el tema, pues no era de interés noticioso, nadie se acercaba al tren, aún pasaba lejos del centro de la ciudad. Lo que no ocurre dentro de la ciudad no pasa. La ciudad tan inmaculadamente progresista no interesaba más allá del centro histórico eufórico en su contexto democrático. Comenzaron a llenarse algunas páginas de nota roja con personas cercenadas por el tren, sin pies, sin brazos, sin vida. La Prensa publicaba fotos desde el norte de la ciudad en las colindancias con el estado de México, Tultitlán.

Un viernes por la noche fui a la zona donde vivía mi hermana. Ella me había contado unas semanas antes que a las 7 de la mañana llegaba el tren a la zona de carga y descargaba todos los días. Arriba del tren venían mujeres, niños y hombres de todas las edades, cansados, hambrientos, sucios. Mientras entraba el tren a la zona de bodegas, agentes de seguridad privada esperaban que se detuviera para iniciar una ‘cacería’ de personas a las que despojaban de todo lo que traían: maletas, bolsas, carteras. En ocasiones se llevaban a las mujeres más jóvenes que viajaban solas.

Después de mirar, lo que mi hermana observó día a día, de lunes a viernes, ella me metió a esas naves en donde las empresas cargaban y descargaban entre autos nuevos, maíz, trigo, harina, cemento, derivados del petróleo, químicos, fierro viejo. Me dejó solo y le prometí no decir cómo entré al lugar para evitarle problemas con la empresa Elektra, para la que ella trabajaba en el área de transportes. Quería observar y preguntar a esas personas de dónde venían y por qué viajaban así arriesgando niñas y niños, ancianos, familias completas. Si me encontrara a estos agentes de las bodegas sería bajo mi propia responsabilidad, le dije a mi hermana. Vi cómo se comportaban ellos, de la manera más violenta y salvaje.

Con una cámara fotográfica escondida en una pequeña maleta, unos pesos en la bolsa y unos tenis para correr en caso de ser necesario, inicié un recorrido a lo largo de más de 5 km de largo de estas bodegas en donde las empresas como Walmart, Soriana, Cemex, Pemex, Bachoco, Kimberly Clark, Ford, Volkswagen, bajaban y subían mercancías.

En este primer recorrido mi asombro fue rebasado por todo lo visto: ropas por doquier, zapatos, bolsas con más ropa y en una zona un poco más abandonada, brasieres desgarrados y pantaletas. No existe una solo foto de ello. No pude.

2. ¿Cuál fue tu primer acercamiento periodístico  al tema de la migración?

Lo tengo un poco confuso, vi en un libro del fotógrafo brasileño Sebastião Salgado, llamado Trabajadores, en inglés Workers, dos o tres fotos de personas a bordo del tren cruzando México. El pie de foto señalaba que eran migrantes a bordo del tren en el estado mexicano de Chiapas. No había más referencias o información, ni más adelante había alguna otra referencia. En los medios de comunicación no había nada al respecto. Las referencias eran sobre los mutilados y muertos en las vías de Tultitlán, pero por demás no existía alguna otra noticia sobre el tema.

3. ¿Qué fue lo primero que te inquietó o la primera pregunta que te hiciste?

Cómo contar lo que veía. Busqué por semanas referencias y no las había.

Unos meses después se entrega el premio Pulitzer a dos periodistas de The Angeles Times, la reportera Sonia Nazario y el fotógrafo Don Bartletti, de donde se desprende posteriormente el libro La Travesía de Enrique. Encuentro otro libro, La Mara de escritor mexicano Rafael Ramírez Heredia. Y tuve más dudas.

Regresé a las bodegas, ingresé de la misma manera otras tres veces y la pregunta recurrente a ellos era de dónde venían y hacia dónde se dirigían. Me resultaba inverosímil que ellos fueran oriundos de Centroamérica.

Comencé a rondar toda la zona y encontré a muchos migrantes en su mayoría hondureños, muy jóvenes, desde los 13 hasta los 25 años, y otro grupo más grande, entre los 30 a los 50 años. Dos generaciones caminaban divididas a menos que fueran familia. Por días me desplacé entre la zona de Lechería hasta la avenida Independencia, en Cuautitlán, estado de México.
4. ¿Cómo te preparaste para entender esta realidad y decidir cubrirla?

No entendía mucho al principio. Comencé con algunos libros. El internet aún no contaba con portales como ahora, donde puedes leer casi en tiempo real noticias de Centroamérica. Lo que hizo que me motivara a salir de la ciudad después de aproximadamente 4 meses fue la conversación que tuve con un chico como de 15 años. Me preguntó ¿por qué tomaba las fotos, para que quería una foto de él? Solo atine a decirle que era para contar su historia, para contar de dónde venía y por qué viajaba de esa manera.

Su silencio por un momento me confundió y pensé que se negaría. Me respondió: ‘Si de verdad quiere saber debe subirse al tren para que sepa qué significa venir en esa maquinona. ¿Ya fue a Tapachula, ya estuvo en las casas del migrante de doña Olga, del padre Flor María Rigoni?’. Yo le dije que no. Él sentado en las vías volteó a otro lado, y me comentó: ‘Si de verdad quiere saber e informar, váyase a la frontera y vea’.

Una semana después planeé el viaje a Tapachula. Hablé con quienes eran mis editores de un periódico en la Ciudad de México, no les interesaba el tema, pero aceptaron darme vacaciones. Contacté con la oficina de prensa del Instituto Nacional de Migración (INM), y solo me dieron algunas estadísticas y permitieron que hablará con gente en Tenosique, estado de Tabasco, un pueblo a 50 kilómetros de la frontera con Guatemala. Ni siquiera sabía que existía esa población. Busqué en la guía de carreteras, busqué boletos en autobús y vi que eran 20 horas de camino.

Tomé un vuelo a Villahermosa, después de encontrar un migrante que me contó de un asalto masivo en la zona de El Ceibo-Tenosique. De Villahermosa a Tenosique son 4 horas, en autobús. Llevaba en mi bolso un atlas de las carreteras, el mapa de Tabasco, como 50 rollos fotográficos, dos cámaras, dos mudas de ropa, el libro de Ramírez Heredia y la dirección del Grupo Beta, del INM, teléfonos de contacto en Villahermosa y una libreta de apuntes.

5. ¿Por qué crees que migra la gente?

El tema es inherente a los seres vivos. Migran por una sola razón, para encontrar un estado de bienestar permanente. Y a mi manera de ver tenemos dos tipos de migraciones: migración elegida y migración forzada, siendo la segunda la más numerosa, la más activa, o al menos es de la que actualmente se tiene un reporte mucho más claro por las condiciones tan adversas para las personas. Todos migramos o en algún momento, la gente siente la necesidad de irse un día de su lugar de origen y siempre con el objetivo de mejorar.

6. ¿Por qué se debe informar sobre migración?

Uno de los principales papeles del periodismo es el de informar sobre estos hechos y en estas condiciones, para entender la complejidad del tema. El objetivo es lograr que se promuevan acciones políticas que permitan crear las condiciones para un análisis sobre el derecho a migrar libremente.

El derecho a migrar se encuentra en la Declaratoria Universal de los Derechos Humanos y eso da pie a informar para cumplir con ese derecho, aunque en los hechos es mucho muy distinto. ‘Migrantes’, ‘desplazados’, ‘burreros’, ‘sin papeles’, ‘indocumentados’, ‘inmigrantes’, ‘transmigrantes’, ‘trampas’, ‘camellos’, ‘refugiados’, ‘expulsados’, ‘parias’, ‘ilegales’ son solo algunos de los nombres con que adjetivan, tanto medios de comunicación, como oficinas de Gobierno a la población migrante. Si no se investiga profundamente, el entorno se vuelve violento en muchos aspectos de la vida cotidiana, sobre todo en las comunidades donde estos desplazamientos son frecuentes.

7. ¿Cuáles son los retos que supone la cobertura sobre la migración?

▪️ Es indispensable el acercamiento honesto y sensible a los temas migratorios.
Hay que prepararse para abordar el tema.

▪️ La comunicación cercana con los actores es fundamental para acabar con los clichés y la tergiversación de los hechos. Creo que esto último es lo que ha venido ocurriendo: se esquematiza, se juzga, se revictimiza. Luego se registran reacciones de rechazo por parte la población debido, en gran medida, a la información difundida masivamente.

▪️ Hay que mirar siempre con lupa el cumplimiento de las leyes de parte de todos los actores: Gobierno, organizaciones no gubernamentales y la misma población migrante.

▪️ Hay que practicar un periodismo comprometido que busca, pregunta e investiga; que es analítico y crítico.

▪️ Se requiere una educación ética, un compromiso social y que los medios olviden la inmediatez como fin primordial.

▪️ Hay que realizar un trabajo de campo comprometido con la información para elaborar historias.

▪️ Y ojo, hay que verificar siempre y en todo momento los datos.

8. ¿Por qué es de interés público este tema?

Cuanto más conocimiento haya de las sociedades en movimiento, de su cultura, su situación política económica y social, más conocimiento habrá para entenderlas y atenderlas. El mundo actual, con gran desarrollo tecnológico, con una enorme apertura de mercados y que cuenta con programas de apoyo a países pobres por parte de las agencias de Naciones Unidas y de las naciones desarrolladas, pareciera no estar funcionando.

Muchos de estos programas para atender a la población migrante se financian con los impuestos de la gente y esto también merece un mínimo de análisis crítico sobre resultados y expectativas. Entonces los medios deben reportar.

La migración forzada está lejos de reducir sus índices en África o América Latina. De otro lado, en países de tránsito y destino, las medidas que se toman son únicamente paliativas y con leyes muchas veces restrictivas. Se ignoran temas básicos como los factores que provocan estos desplazamientos alrededor de nuestros países. Otras veces no se identifican a migrantes políticos de los migrantes económicos, eso es de vital importancia, pues ambas migraciones requieren atenciones distintas y medidas legales diferentes.
Esto durante el éxodo centroamericano del año 2018, donde se registraron cerca de 600 mil personas que salieron de Honduras, El Salvador y Guatemala  |  Fotografía: Javier García.
Tijuana, BC, México 23 de noviembre
de 2018. Policía Federal de México, bloquea el paso a migrantes centroamericanos en el puente fronterizo “El Chaparral” en la frontera de Tijuana-San Diego.
9. ¿Cómo entiendes la historia de la migración que recorre México?

En el año 1994 se privatizó Ferrocarriles Nacionales de México, y devino un enorme cambio, casi imperceptible en las ciudades. Desaparece el tren de pasajeros y lo convierten en un tren exclusivamente de carga. El tren era el medio de transporte más barato para recorrer el país. Los migrantes ya lo usaban, pero con boleto pagado. Cerraron el tren de pasajeros y ellos siguieron subiendo en los vagones de carga, como se ven en las fotos más conocidas. La migración se hizo visible. Si no hubieran privatizado, esos migrantes seguirían pasando en tren y seguramente la crisis sería de leída de otra manera.

Las comunidades por las que atravesaba el tren recorriendo el país, principalmente en el sur de México, se comenzaron a acostumbrar a la presencia de los migrantes que viajaban en los altos del tren. Años después, entre el 2003 y 2005, algunos periodistas comienzan a reportar sobre los innumerables accidentes de migrantes centroamericanos que viajan en el tren de carga de manera clandestina. Para entonces había poco interés de las empresas periodísticas, pero con alto impacto por lo dramáticas de las imágenes. Un tren diseñado para la carga de mercancías con centenares de personas viajando a la intemperie con nula protección, en un viaje con destino a Estados Unidos, sin papeles, sin visa, sin dinero, sin protección alguna de sus países de origen.

Pero esta migración en México solo representa el 10 % de la migración total al norte. El 80 % invisible, recorre México en carros, aviones, camiones, bajo un sistema de corrupción aduanal y migratorio.

Una plática que tuve con un pollero —traficante de personas—, en el año 2007, en la ciudad de Palenque, Chiapas, me explicó el pago que se hace para cruzar los retenes sin ser molestado. Se contacta con los coordinadores de zona del ejército, marina, policía federal e INM. Si en tu camino cruzas retenes de las policías municipales, es barato, pagas un cartón de cerveza; si cruzas policía estatal, ya no es un cartón, es una comida en un restaurante de la capital. Si cruzas con la policía federal, al comandante ya le toca recibir 1500 dólares. Pero si en tu camino se atraviesan retenes del ejército, el precio es un auto nuevo, para el comandante encargado. Todo este dinero va incluido en los precios que se les da al migrante para llegar al destino. Ellos eligen llegar en un día o en un mes, al país del norte.

Un tema poco atendido por el periodismo, medianamente investigado por la academia y las ONG, con mayor información, pero con poca capacidad de sistematización y análisis de los datos que dejan las mismas personas migrantes en albergues, hospitales, centros de detención del Instituto de Migración, lo que refleja la absoluta omisión de las entidades del Gobierno y de la sociedad en general sobre el problema.

10. ¿Qué significa el muro para un migrante?

Un obstáculo más que se solventará con más dinero.

Una chica que caminó en la caravana migrante del 2018, con sus tres hijos desde Honduras a Estados Unidos, me comentaba que no hay peor barrera para un migrante que el miedo, y en la medida que lo enfrentas le puedes dar un futuro mejor a tus hijos. Me preguntó si tenía hijos y que si los tenía que pensara qué cosas sería capaz de realizar con tal de darles una mejor vida, como escuela, comida caliente y un lugar para dormir en paz.

El muro puede existir, pero podrá ser evadido por la población migrante en la medida en que las autoridades son corruptas.

11. Hablemos de tu documental La cocina de las Patronas. ¿Cómo nació la idea?

Llevaba cerca de dos años haciendo el recorrido con los migrantes en albergues, caminando con ellos por las vías del tren. Hacía visitas a las fronteras, un viaje al norte, otro al sur. Me subía al tren en acciones a veces un poco temerarias, siempre buscando una foto, una acción que le diera un giro a la historia que quería contar.

Aunque había logrado que el periódico para el que trabajaba aprobara dos de mis coberturas en frontera, tiempo después les dejó de interesar la historia. Solo querían que les mandara material para ilustrar notas sobre pobreza o estudios temáticos de la ONU, o para notas de negocios donde se hablaba de oportunidades para países pobres.

Un viernes, en marzo del 2006, salí con un grupo aproximado de 300 migrantes de la estación del tren en Tierra Blanca, Veracruz. El recorrido en aquellos años hasta Orizaba era de cerca de seis horas. Salimos en el tren a las 8 a. m., y a las 11:30, más menos, la gente se cubría con cartones, para protegerse del sol. Ese día ocurrió lo que ya no esperaba. Al tren aún no se le nombraba ‘Bestia’, como años después le empezaron a decir. Pasando por una comunidad, sin tener claridad del lugar, empecé a escuchar los gritos de gracias, y mucha gente se comenzó a colgar de los vagones. Fue muy rápido, nuevamente no pude hacer una sola foto. Quedé impactado, conmovido.

Quince minutos después el tren bajó la velocidad y me quedé en una población llamada Córdoba e inicié el retorno por toda la vía buscando esa población, en donde un grupo numeroso de mujeres aventaba comida al paso del tren. Y la historia que quería contar la encontré. Todo el trabajo anterior en los albergues, en las vías, en las fronteras tomaba un sentido.

Era el año 2007 y una etapa de la violencia se estaba acrecentando en México. El número de desaparecidos migrantes era cada vez mayor, recorrer el tren o las vías se ponía cada vez más peligroso. Muchos de los polleros que llegué a conocer y que me daban información dejaron de llamarme y jamás los volví a ver. Las historias de los asaltos en los trenes eran más y más cercanas y las notas de los periódicos locales seguían teñidas de amarillismo policíaco en torno a los migrantes. Los medios más grandes seguían las historias del poder en México tras unas elecciones muy polémicas.

El recorrido por las poblaciones por donde pasan las vías del tren siempre han representado un tema de inseguridad. En casas de migrantes o lugares de atención, en mayor o menor grado existen riesgos y no faltan traficantes y vendedores de drogas, además de los operativos de detención. Pero la acción de estas mujeres me sedujo por el solo hecho de que ellas estaban en las vías del tren, en medio de condiciones de violencia en las que se enfrentaban el Gobierno y las bandas del crimen organizado, que las había por todas partes.

Regresé a ese lugar donde ellas estaban, supe el nombre del pueblo y encontré una docena de familias que preparaban comida para regalarles a los migrantes que viajaban en el tren; y conocí que la labor la encabezaban mujeres.

12. ¿Quiénes son ‘las Patronas’?

Son un grupo de mujeres campesinas, madres y amas de casa que viven en una zona medianamente marginal para esos años. Mujeres religiosas, comprometidas con la familia, esposas responsables que viven bajo un patriarcado muy tradicional marcado además por problemas de falta de educación y alcoholismo en la comunidad.

A través de los años y con la llegada de los medios de comunicación, de estudiantes, de distintas religiones, ONG, Gobierno y por supuesto partidos políticos, ellas comenzaron a cambiar, ¿cómo?, hicieron suyas las demandas por el respeto de los derechos de los migrantes. Se empoderaron al verse cara a cara y hablar con esas ‘moscas’, que lo dejan de ser y ellas les empiezan a llamar ‘hermano migrante’. Iniciaron su labor el 14 de febrero de 1995.

Llevaban 10 años dando de comer de manera ininterrumpida, sin reflectores, sin medios de comunicación, sin ayuda de ninguna especie. Supe de ellas casi un año antes, pero eran vagas referencias. Buscarlas resultó difícil, pues existían como un mito. Alguna vez pregunté a migrantes en la zona de Lechería sí recibieron comida cuando pasaron por Veracruz, y la respuesta fue negativa.

13. ¿Por qué decidirse por un documental?

Decidí redireccionar el trabajo. Lo importante es encontrar la forma narrativa y el dispositivo que te ayude. Las visitas fueron frecuentes, de hecho viajaba todos los jueves por la noche a donde ‘las Patronas’ y regresaba a Ciudad de México todos los domingos, durante casi seis meses. Las empecé a conocer una a una y comenzaron las largas pláticas de dos y tres horas con doña Leonila.

Siempre acostumbro a escribir durante las noches todo lo que observo y escucho durante el reporteo. Las libretas y la memoria fueron insuficientes, compré una grabadora de audio y después una cámara de video. Meses después sabía que tenía que hacer algo más, pero necesitaba información técnica. Y aparecieron las historias detrás de ellas, muy distintas a los temas migratorios. Vinieron cambios profundos y muchas de las mujeres que participaron abandonaron el trabajo por presiones de los esposos.

Antes que nada eran madres y esposas con obligaciones dictadas por el matrimonio. Comencé a mirar cómo cambiaban con el tiempo, del discurso de caridad pasó al de los derechos de las personas y luego al de la justicia. Ellas tenían miedo en un principio por no saber ciertas leyes, y como habían trabajado mucho tiempo con migrantes, habían recibido cientos de amenazas por parte de la policía municipal. Las amenazaban con arrestarlas por ayudar a migrantes. Preguntaron sobre el tema migratorio, sobre leyes, sobre Centroamérica. Eso me llevó a quedarme y contar su mundo al que me habían permitido entrar.

14. ¿Cuándo se piensa en un documental, qué es lo primero que decides?

Entablar la confianza necesaria. La confianza y la honestidad de cómo uno se aproxima es primordial. Conozco un grupo de universitarios que realizaron un primer documental sobre la situación del centroamericano en México, establecí una relación cercana con quien fuera guionista de este documental, Iliana Martínez y conversamos largas horas sobre migración, derechos humanos, sobre las maras, política y ser mujer en México, al final ella es la productora del documental La cocina de las Patronas. La historia no contada en los trabajos sobre la migración es justo sobre la solidaridad de la gente. Las mujeres describieron en su trabajo con migrantes que ellas también eran personas con derechos y estos se les había negado desde la familia. Inició un proceso de reeducación dentro del grupo y la historia la teníamos que contar. 

Fotografía: Javier García.   
Juchitán de Zaragoza, Oaxaca, Mex. 03 noviembre de 2018.
Salida de las familias del éxodo centroamericano de la ciudad de Juchitán, rumbo a Matías Romero, Oaxaca, después de tres días de espera de ayuda gubernamental para trasladarse a la frontera norte.
Organizaciones de activistas negociaban autobuses para viajar.

15. ¿Con cuántas personas trabajaste el documental?

Los primeros años viajaba solo, una cámara fotográfica, una de video y una grabadora de audio. A veces era un medio desastre por querer registrarlo todo. De vez en vez, financiando todo yo solo, invitaba a algún compañero y le pagaba gastos y un salario pequeño. Existen muy pocas entrevistas, pues llegué a mimetizarme tanto con ellas que hablaban de sus vidas con la cámara grabando. La última vez sí viajé con una fotógrafa extra y yo me encargué del sonido. Procuré que fuera una mujer la acompañante, pues, aunque hay mucha confianza hacia mi persona, cuando llegaba acompañado por el fotógrafo, ellas se contenían mucho. Y lo entiendo, ya que el machismo en casa es tremendo, tanto de padres o esposo como de los hijos.

16. ¿Cuántas veces fuiste a reportear y a estar con ellas?

Llegué en el 2007 y desde el año siguiente hasta el 2013 o 2014, fui de jueves a domingo y cuando tenía vacaciones me iba semanas al comedor con ellas.

17. ¿Volviste al pueblo de ‘las Patronas’ después de que salió el documental?

Hasta la fecha existe una gran relación de amistad. Les ayudo a veces asesorando sobre comunicaciones, redacción de documentos, actualización de temas noticiosos y temas específicos de migración y preparación de ponencias y discursos.

Asisten mucho a reuniones con universidades, organizaciones de derechos humanos, religiosas y con funcionarios del Gobierno. No puedo dejar de estar cerca.

No todo ha sido color de rosa entre ellas. Ha habido quiebres fuertes hacia el interior, diferencias y separaciones, intervenciones externas para apropiarse del nombre y la labor realizada. Podría decirse una lucha por el poder que ellas poseen y que se lo quieren arrebatar externos. Eso me hace estar cerca de ellas ahora para ayudarles a resolver, preguntar e investigar a organizaciones, empresarios y ciertos políticos que se acercan para ‘ayudar’.

18. ¿Qué fue lo más riesgoso para los periodistas y para las protagonistas de la historia?

Los esposos de las familias, el sacerdote de la localidad de Amatlán de los Reyes, Veracruz, y por un tiempo las policías municipales y estatales. Son familias absolutamente tradicionalistas en donde el hombre es el absoluto proveedor. Todo ello en un contexto provincial y en un estado sumido en la violencia política. El trabajo de las mujeres las empoderó y el tomar decisiones por sí mismas rompía con el sistema.

Algunas mujeres llegaron a separarse de la pareja con tal de seguir trabajando dentro del grupo. Recibimos amenazas, pero nunca pasó a mayores, pues los problemas surgieron cuando ya tenía al menos cinco años de moverme por la zona y había reporteado otros temas en la comunidad como la lucha contra la construcción de la hidroeléctrica El Naranjal, donde las pretendían despojar de tierras ejidales, propiedad privada y la desviación del río El Naranjal, provocando inundaciones. Se publicó sobre eso y la mayoría de la comunidad conoció de mi labor. Por eso insisto mucho con la honestidad y transparencia en el manejo de la información; en la construcción de un pensamiento crítico y ético sobre el trabajo; en establecer una red de confianza que monitorea desde la ciudad los acontecimientos en la zona, con los compañeros y con los periodistas locales.

19. ¿Qué lección te quedó para la vida?

En términos éticos y de principios ha sido un gran aprendizaje ver cómo la congruencia de las ideas es total. Estas mujeres aplican el principio que aprendieron en el catecismo, «dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento» y lo hacen cada día del año. Periodísticamente lo aplico, siendo congruente con mis acercamientos a otros temas, siempre con transparencia, la documentación y formación personal. El trabajo de documentar con ellas no fue fácil en muchos aspectos. Si se piensa en términos del sistema económico en que vivimos ha sido un gran fracaso, pues para la visión de las compañías productoras no se ha recuperado un solo peso. Lo que no entienden es que no se ha perdido nada de ninguna forma; he invertido junto con mis compañeros un tiempo para llevar a cabo un proceso documental, investigar, leer, escuchar, conversar, mirar, discutir, crear. Y como resultado elaboraron un proceso creativo y sistematizado que hizo que en la película se mire el conjunto de acciones y la visión de ellas sobre la vida, sobre la época en que vivimos. Y lo creo así, pues donde se presenta el documental es bien recibido, hay buenos comentarios y ganas de conocer y convivir con las Patronas, de ayudarles en su labor. Las valoran desde otras sociedades, desde otros lugares que nunca imaginamos tendría un interés mínimo sobre este proceso feminista y reivindicador de los derechos migratorios en México.

20. Un periodista que decide ir a cubrir estos temas ¿qué debe llevar?

Lo más importante es el resguardo y la seguridad, hacerlo bajo una medición del riesgo. Se realiza teniendo muy claro cuál va a ser la cobertura, el mapa del recorrido, qué tipo de migración enfrentará, migración política o migración económica.

Es fundamental, pues te dará una clara idea sobre a qué personas vas a enfrentar y su condición emocional, si son refugiados, desplazados por la violencia, por golpe de Estado o por la pobreza. Tener claro esto ayudará a una buena disposición con ellos.

Otros elementos básicos es lo que carga uno, por supuesto el equipo de trabajo que son las pilas, cuadernos, bolígrafo, y consultar el pronóstico del clima.

El camino de los migrantes no es el más convencional, tradicionalmente en México han caminado por lugares alejados de las ciudades, procuran pasar desapercibidos y para hacer el acompañamiento, que es necesario, hay que estar preparado: gorra o sombrero, impermeable y bolsas para proteger el equipo, calzado cómodo y antiderrapante, se caminan casi siempre largas distancias y en climas tropicales, por lo que el cambio del clima es repentino.
Como periodistas debemos evitar cualquier riesgo de enfermedad. Una de las más recurrentes es la gripe estacional o influenza y las enfermedades estomacales. No es nada bueno automedicarse, ni tomar bebidas energéticas. He visto cómo una deshidratación la tratan con analgésicos o bebidas energizantes y terminan con otros problemas en riñones o gripe de más de un mes. Llevar consigo agua y sueros orales, en caso de mareo o dolores de cabeza evitar la deshidratación y consultar con un médico. Llevar carbón activo para el caso de las enfermedades estomacales. Si se va al extranjero, consultar la cartilla de vacunación de esos países. La información tendrá buen resguardo, si nos resguardamos en salud.

En caso de comunicaciones también es vital, sobre todo para evitar pérdida de información, usar Signal. WhatsApp y Telegram son un poco más vulnerables. Cuando estoy en cobertura las desinstalo y limpio mi teléfono. Para buscadores en la red recomiendo DuckDuckGo, y en el caso de navegadores uso Firefox, pero bajo la red Tor, pero hay que tomar precauciones, pues redes de tráfico ilegal la usan para pasar desapercibidos.

21. ¿Dónde consigues información sobre la migración? ¿Qué fuentes consultas?

Trabajar en temas migratorios rebasa el anecdotario y debemos explicar por qué huye la gente con mucho más contenido analítico. Los movimientos migratorios no siempre se desplazan por los medios convencionales, al menos los de mayor visibilidad. A través de los años he conocido a la mayoría de los directores de la casa del migrante, académicos, reporteros extranjeros y algunos funcionarios, además de haber tenido un directorio especial de gente que se dedicaba a ser polleros o coyotes, a los que consultaba con mucho mucho cuidado y entre líneas.

Una cosa fundamental que hacía era aprenderme los mapas de los estados donde la incidencia migratoria era mayor, las carreteras federales y las autopistas. Leer lo que estuviera al alcance en temas de seguridad, narcotráfico, informes oficiales de las agencias de la ONU, de las universidades. Estoy inscrito en varios seminarios sobre migración, población y economía de la UNAM y de la UAM. Asistía cotidianamente a informes y conferencias de ONG de académicos, en algunas universidades como la Universidad Iberoamericana, encuentros de familias migrantes, temas de desaparición forzada.

Creo que cuanto más leía más me emocionaba y poco a poco entendía situaciones, los movimientos sociales en los lugares de conflicto y diferenciaba entre tendencias políticas de las diversas organizaciones que abundaban en torno a la migración.

Otro perfil importante que me interesa y me gusta leer es sobre la migración en Europa, he encontrado cosas tan equiparables. Existe mucha literatura sobre el tema e informes mucho más accesibles en las páginas de universidades norteamericanas sobre la guerra civil en Centroamérica, el origen de las pandillas en Los Ángeles, la contrarrevolución en Nicaragua. Consulto mucho los archivos abiertos de la Universidad de Nueva York y del Hemispheric Institute, Universidad de Columbia y UCLA, sé que hay mucha información en otras universidades y es muy basto. Hay mucho cine al respecto, desde ficción hasta algunos documentales.

La migración es un tema que hace parte de la historia de un continente y que contribuyó a los eventos que ahora vivimos.
22. ¿Qué temas crees que hacen falta abordar cuando cubrimos la migración?

Tres temas importantes: derecho internacional, política internacional y economía. Se habla mucho de derechos humanos, pobreza, de las pandillas, desaparición forzada y aun con esto existen lagunas, pues muchos compañeros no tienen la oportunidad de profundizar en lo más básico, como metodologías de los ejercicios periodísticos y muchas acciones que se toman a nivel país. Sé que como periodistas que no podemos ser ‘todólogos’, es casi imposible, pero podemos hacer lazos con compañeros especialistas en política internacional y economía. Ellos entienden muchos conceptos y nosotros tenemos que aprender.

23. ¿Cuáles son los errores más comunes que cometen los periodistas cuando cubren este tema?

Ir a una cobertura sin información o poco informado sobre lo que vas a reportear. Es tan cotidiana esta situación y la responsabilidad es desde dos lados; el jefe de redacción o editor y la falta de responsabilidad del reportero que en muchas ocasiones espera a que le manden contexto los auxiliares de redacción. Otra falta igualmente es la que existe entre camarógrafos y fotógrafos. Estos últimos muchas veces van sin iniciativa propia sobre las noticias y esperan a que todo lo resuelvan los reporteros o les pidan cosas desde las oficinas del periódico, cuando ellos están en campo viviendo y mirando la situación de primera mano. Las propuestas visuales son importantes, pero aún queda mucho para avanzar en el caso de la televisión, que sigue explorando formatos demasiado cuadrados.

Hay que leer mucho, de todo, revistas, periódicos, estudios de las universidades, de los académicos, acercarnos a ellos para intercambiar opiniones. Leer y no parar de leer.

24. ¿Qué viene ahora con esta cobertura para ti?

Tengo mucho trabajo fotográfico y textos sobre el tema, en un punto creí que podría cerrar el capítulo, pero la migración siempre significa movimiento y han pasado muchas cosas que me llaman e inquietan. No termino el trabajo, solo cierro un capítulo. Sigo en el proyecto en lo posible y observando cómo las cosas para la población en muchas partes empeoran, muchas personas emigran a Alemania o Francia, de México siguen saliendo rumbo a Estados Unidos. Los que ayer miraban cómo se iban sus vecinos hoy han emprendido el camino incierto y siento que esas historias debo seguirlas contando.

25. ¿Qué otros trabajos periodísticos podrías recomendar para conocer ejemplos de buenos cubrimientos sobre migración?

Existen varios libros y algunos portales de noticias un tanto independientes de los corporativos, algunos que miro cotidianamente: Periodistas de a Pie, de México; El Faro, de El Salvador; Plaza Pública, de Guatemala; Revista Factum, de Centroamérica; Revista 5W, Revista Contexto y Acción, de España; Cosecha Roja, de Argentina, y Radio Ambulante.

Los libros iniciales de Óscar Martínez, como Los migrantes que no importan y Una historia de violencia; de Alberto Arce, Honduras a ras de suelo; de Eileen Truax, Dreamers. Entre las cenizas, editado por Sur+ Periodistas de a Pie. La película de Diego Quemada-Díez, La jaula de oro, es una muy buena investigación aunque es ficción, pero la imagen es muy cercana a lo que ocurre, el trabajo de edición es excelente. El documental De nadie de Tin Dirdamal (México 2007). El libro 72 migrantes, de editorial Almadia.

26. Después de cubrir historias sobre migración, ¿cuál es tu recomendación para los periodistas?, ¿cómo se deben manejar todas esas emociones que dejan esas historias?

En estas coberturas en un inicio trabajaba solo. Una maleta a la espalda con dos cámaras y rollos, muchos rollos de película eran mi equipaje. Pero las cosas cambiaron pronto, requerí de ayuda, información, seguimientos, consejos sobre el material, rutas alternas. La violencia crecía y los periodistas no somos bienvenidos ni para las bandas delictivas ni para Gobierno, sobre todo, incluso, para el Gobierno.

No caminar solo, crear confianza con la población migrante es importante, es la primera línea de seguridad, pero es una línea endeble, porque siempre cambian las personas y hay que identificar y entender esos movimientos. Una mayor protección se obtiene cuando se camina entre colegas y sobre todo con los que trabajan en esos lugares, pues ellos conocen el terreno, son colaborativos, intercambian ideas.

Existen historias felices de muchos que emigraron, a veces me llegan correos electrónicos de gente que conocí hace años en las vías y que me comparten sus nuevas vidas. Eso me da mucho gusto, pues hay opciones positivas. Pero son muchas más las historias trágicas y a veces uno se lleva a la redacción o a la casa imágenes, frases que se quedan grabadas. Digerir toda esta información en menor o mayor grado es difícil, son historias de personas igual que uno. Recuerdo mucho un párrafo en el texto Arbitraria, de la periodista Leila Guerriero: «Sean suaves como un ala, igual de peligrosos. Y respeten; recuerden que trabajan con vidas humanas. Respeten».

Creo que en la medida en que respetemos las situaciones externas, nuestro ser interno se aliviará y ayudaremos a aliviar periodísticamente el camino, dando información certera. 
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